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La diástasis abdominal consiste en la separación de los músculos rectos del abdomen. Detrás de este problema puede haber muy diferentes causas. Aumento de peso, sedentarismo o mala higiene postural. También cambios hormonales e incluso efectos indeseados de alguna cirugía. Pero uno de los motivos principales es el embarazo.

Durante la gestación hay una separación de los músculos rectos. Son los que se ubican a ambos lados del abdomen. Cuando están tonificados, conforman lo que popularmente conocemos como “tableta de chocolate” o “six pack”. Con el embarazo, esos músculos se expanden al igual que los órganos se recolocan. El feto necesita su espacio. Y los tejidos conectivos (fascia) que unen esos músculos abdominales pueden terminar por dañarse.

Pensemos en la fascia como si fuera una goma elástica de las de toda la vida. Si la estiramos demasiado puede llegar a su límite de tensión. Y cede. Se “da de sí”. Por eso, la diástasis abdominal es una lesión de esa fascia, no del músculo exactamente.

Este es el motivo por el que, después del parto, muchas mujeres siguen teniendo barriga. Parece como si aún estuvieran embarazadas de cuatro o cinco meses. El vientre está flácido y descolgado. Al levantarse del sofá o de la cama, sale un bulto del abdomen. Esto sucede porque la pared abdominal ha perdido su capacidad de contención.

A quién afecta

Es difícil establecer la prevalencia de este problema. Pero se estima que la diástasis abdominal afecta a entre el 27 y el 100% en el segundo y tercer trimestre del embarazo, y a entre un 30 y un 68% en el posparto. Aunque, como decimos, el embarazo no es la única causa. También puede afectar a mujeres que no han sido madres (en un 35%  según algunos estudios). E incluso a hombres.

Pero volviendo al posparto, el hecho de que las mujeres se quedaran con barriga después de parir se ha tomado siempre como algo normal. Cuando no tiene por qué ser así.

Consecuencias de la diástasis abdominal:

No hablamos solo de un problema estético. Los músculos rectos del abdomen tienen una utilidad clara. La pared abdominal (el core), de la que forman parte junto con oblicuos y transverso, es el núcleo central de nuestro movimiento. Su función es mantener el cuerpo erguido y estable. Nos permiten tener una base para poder mover brazos y piernas, flexionar el tronco. E intervienen en la respiración.

Si los músculos rectos están dañados, no solo se apreciará un abdomen abultado. Habrá también otras consecuencias:

  • Dolor de espalda
  • Dolor pélvico
  • Dificultades en la digestión
  • Incontinencia urinaria
  • Prolapso

Como vemos entonces, hablamos de una lesión. Como tal, necesita ser valorada y diagnosticada. Puede bastar el examen físico de un especialista o necesitarse una ecografía abdominal.

 

Soluciones para la diástasis abdominal

La solución será diferente en cuanto al tipo de diástasis (funcional o anatómica). El especialista debe valorar en qué situación se encuentra la musculatura y el resto de tejidos del abdomen.

Entre las vías de actuación de la diástasis abdominal encontramos:

  • Fisioterapia con ejercicio físico. El objetivo es recuperar la tonicidad de los músculos del abdomen.
  • Hipopresivos y técnicas para fortalecer el core (siempre indicados por un experto y nunca por cuenta propia) pueden ayudar en estos casos.
  • Cirugía. La corrección de la diástasis abdominal puede realizarse mediante a una abdominoplastia. Esta intervención consiste en la plicatura (sutura) de los músculos rectos. Así se vuelven a unir, la pared abdominal recupera su firmeza y la cintura vuelve a apreciarse. La cicatriz queda a la altura del pubis. Sólo en casos de separación de más de 6cm.

 

Si crees que puedes tener un problema de diástasis abdominal, no dudes en consultar con nosotros.

 


 

Regina Antón valiente

Gda ciencias de la actividad física y el deporte

Fisioterapeuta

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